Decaf
Menos mal que no estoy en Buenos Aires ésta noche, menos mal que no ando caminando por la costanera y menos mal que no tengo que estirar la mirada para tratar de alcanzar las luces de Colonia y, al mismo tiempo, menear la cabeza y volverme para el centro puteando bajito.
Pobre Pepe, ahí sobre el escenario envuelto por fuera en su bandera y por dentro en su soledad que a esta altura de su vida le entrega este paquete descafeinado, como un globo cubierto de banderas y gritos y totalmente lleno de vacío.
Que tengas suerte Pepe, cuidate de tu vice.
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