Cualquiera

44 - 24!

1. Me duele un poco la cabeza, bah, me duele mucho la cabeza. Pero debe ser el dolor de cabeza más felíz de mi vida. Esta madrugada, un rato después de la votación en general venía caminado a mi casa, bajando hacia el río, a la vista de una cuadrilla de barrenderos y alcance del cautivante olor de un par de panaderías. Venía, digo, curando las ganas que tenía de estar en la plaza del congreso y aunque venía sólo, también venía acompañado.

2. A eso de las once de la noche había vuelto a la plaza 1º de Mayo, en pleno centro de Paraná, donde se estaba haciendo una vigilia por la ley. Habremos sido unos sesenta o setenta, resistiendo al viento que se hacía sentir y escuchando a algunos compañeros músicos que se sumaron a la espera. Cuando llegué, en la pantalla gigante estaba la imagen muda de Chiche Duhalde. En el escenario, un acordeón sonaba toda su tristeza.

3. Como a la una de la mañana me invitaron a hacer un reportaje en Radio Cualquiera. Así como te lo digo, la radio se llama Radio Cualquiera. Y bueno dije, vamos nomás. Hasta anoche - debo admitir - la única referencia que había tenido de esa radio había sido el comentario de una amiga y compañera de trabajo. Diré que, entre tantas otras cosas que hago mal, escucho poca radio y veo muy poco cine. O sea que nunca podré ser de izquierda.

4. Si por esas cosas de la vida me invitaran a participar de un programa en Radio Nederland o en Radio Vaticana o en CARBE de Montevideo (por nombrar a países realmente serios, no como ESTEPAÍS), en mi carácter de portador de una licencia de opinólogo especializado en generalidades, seguramente trataría de perder el colectivo para llegar tarde al estudio o mi apretada agenda de actividades se llenaría de inesperados e impostargables compromisos. O me podría disfónico. Pero si me invitan de Radio Cualquiera ( o nos invitan a volver Lucas), voy de una.

5. La única puerta abierta de la calle Gualeguachú a la una de la mañana era la del
Centro Cultural La Hendija, donde al fondo de su pasillo empedrado, como a la izquierda (lógicamente) del que va entrando está el gran estudio central.

6. Para llegar al estudio tenés que pasar frente a la puerta de la cabina de operador, no sé cómo se llama el lugar donde hay varios tipos con unos auriculares grandotes, cientos de botones, uno o dos monitores, una luz roja que se prende y apaga y cuatro botellas de cerveza sobre la mesita del costado.

7. En la entrada del estudio, sólidamente fijada al suelo con bulones alemanes hay una máquina de hacer cine. Ahora que pienso entré apurado sin motivo y con frío, la próxima vez que vaya me voy a dedicar a mirar atentamente en su interior para ver si aún están vivos Laurel & Hardy, Clark Gable, Audrey Hepburn, Katharine Hepburn o los apaches que rodaban de sus caballos cuando John Wayne los mataba entrecerrando así los ojos.

8. Uh, otra vez me fuí de tema. Tenía que escribir sobre la votación de anoche en el senado, sobre el padre de la veterinaria maría eugenia cobos, sobre los senadores morales, sanz, estenssoro, rodríguez saa, verani, reutemann, bergoglio, deanyeli, bergman y nelson castro. Pero me duele mucho la cabeza y, ahora que lo pienso, tal vez ahora haya más canales de cine y pueda rescatar el tiempo perdido.