Cayó un cajetilla

Leemos que Jorge Pereyra de Olazabal está engayolado desde anoche, acusado de "tentativa de hurto". Parece que el quía no pudo resistir la tentación de unos buenos tomos y después de tomarse un café puso rumbo hacia la puerta precedido por su jopo sin imaginar que los sensores de la puerta lo delatarían. Los sensores de la puerta y una empleada que no se amilanó ante el ofrecimiento de compra retardada, ni ante las amenazas de "poderosos contactos", lograron poner al bueno de Jorge tras las rejas, situación seguramente incómoda y a la que se creía con inmunidad permanente después de haber sorteado diversas investigaciones por su actuación como empresario y como funcionario menemista, en aquellos dulces tiempos en los que le gustaba autodefinirse como "el mejor rematador del país".

Seguramente el comisario que lo tiene de huesped le habrá otorgado un lugar un poco más decente que al común de los reos, al fin y al cabo no todos los días la gayola recibe a un auténtico cajetilla y, dada su gusto por la lectura (al fin y al cabo de eso se acusa a un ladrón de libros, no?), los miembros del clan Pereyra de Olazabal le habrán acercado unas buenas mantas, unos libros y unos puchos como la gente. Abogado defensor ya tiene hace mucho, de modo que sólo habrá que modificar algún artículo del código y zafamos de nuevo Jorge, si tenemos suerte el partido lo ves en tu casa.

El problema, Jorge, será explicarle lo que pasó a tu tía rica, o a los muchachos de la Orden de Malta

Y bueno Jorge, todo llega, por suerte camisas rayadas ya tenés.