"No debemos olvidar en ningún momento –cualesquiera sean las diferencias de apreciación– que las opciones que nos ofrece la vida política argentina son limitadas. No se trata de optar entre el general Perón y el arcángel San Miguel. Se trata de optar entre el general Perón y Federico Pinedo. Todo lo que socava a Perón, fortalece a Pinedo, en cuanto él simboliza un régimen político y económico de oprobio y un modo de pensar ajeno y opuesto al pensamiento del país”. Raul Scalabrini Ortiz

jueves, 15 de octubre de 2009

Y a qué hora empieza?


El curso, anunciaban, empezaría a las 11:30, de modo que estuvimos unos minutos antes y cual buenos chicos, nos inscribimos y pasamos a sentarnos en el lugar de siempre. El lugar de siempre de los tipos como nosotros invariablemente se ubica de tres cuartos de las filas para el fondo, preferentemente contra una pared, cosa de tener las espaldas cubiertas, poniendo la silla un poco así. A las 11:45 estaban instalando la pantalla y a las 12:00 probaron el pouguerpoin. Media hora de demora, casi casi puntualmente. Mis compañeros estaban inquietos, algunos de ellos pisaban una universidad por primera vez en la vida (debo volver sobre éste detalle alguna vez), (vuelvo a leer y me pregunto cuál sería el detalle o mejor dicho, en que sentido "pisa" uno la universidad, basta, basta). A las 12:10 ya nos habíamos vuelto a levantar y los más osados se fumaban un pucho en la vereda. A las 12:15 se hizo un silencio en la puerta, después me enteré que pasó el rector o algo así. Todos los que hemos pisado una universidad sabemos perfectamente que cuando aparece el rector se hace ese silencio. A las 12:20 alguien trajo una bolsa con caramelos de miel y chocolate con menta. A las 12:25 la locutora probó el micrófono y después de un par de "ejem" dió inicio a la actividad del día, agradeciendo a los presentes y a todos cuantos hicieron posible, etc, etc, dando paso luego a la sección "compromisos contraídos con anterioridad me impiden", una de las mínimas ceremonias que particularmente más disfruto en las charlas y conferencias y que refleja una elegante y socialmente aceptable mentira de mutua aceptación; ya que todos - mentirosos y mentidos saben que lo que firman y lo que escuchan, respectivamente, es redondamente una mentira. He redactado para otros varias decenas de mentiras de estilo y aunque he tratado de crear otra fórmula nunca he podido, ni podré, lograr en el destinatario ese regusto del "compromiso contraído con anterioridad" que tanto valoran las doncellas de variado género que cultivan el culto protocolar. Terminadas las formalidades con el saludo del vicerrector dió comienzo el curso, aunque yo ya tenía solucionado el temita ese del post.

0 se arrimaron al fogón:

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