Zoncera N° 37
" CUARTO PODER
Mi infancia pueblerina creyó que el cuarto poder era español y republicano.
Y muy valiente, pero muy débil, es decir que era poder, pero poco. Más bien que un cuarto poder, un poder de cuarta, muy inferior al sargento Cárdenas, que era el habitualmente encargado de llevarlo preso al "gallego" o a los hermanos Ávila, que atendían los empastelamientos y las garroteaduras persuasivas.
Tema inevitable del sainete o de cualquier cuento de "pago chico", el periódico y el periodista de campaña representaban la libertad de prensa que algún día se habría de lograr pese a la prepotencia de los comisarios y matones.
Mi experiencia de periodista me dice que aún no se ha logrado y que es cada vez más difícil, aunque ahora sean otras las técnicas de los que insensiblemente gobiernan realmente y no en apariencias.
No voy a hacer la historia de los periódicos que me ha tocado dirigir, fatalmente clausurados por los variados Conintes y estados de sitio, que al fin y al cabo no son más que formas estilizadas y con apariencia jurídica del sargento Cárdenas y los hermanos Ávila.
Ahora el cuarto poder existe, y yo diría que es el primero, sólo que no tiene nada que ver con la libertad de prensa y sí mucho con la libertad de empresa.
Hace mucho que el cuarto poder no está constituido por aquel súbdito español, y por añadidura republicano, que conoció mi infancia atravesando la plaza del pueblo con rumbo a la comisaría, gritando sus protestas bajo los empujones del sargento Cárdenas. No sólo ha cambiado el cuarto poder, sino que también muchos periodistas republicanos españoles que andan por ahí conchabados y por encargo de sus patrones son empujadores de sargentos Cárdenas, o se encargan de hacer bulla en otro lado para facilitarle la tarea.
El cuarto poder está constituido en la actualidad por las grandes empresas periodísticas que son, primero empresas, y después prensa. Se trata de un negocio como cualquier otro que para sostenerse debe ganar dinero vendiendo diarios y recibiendo avisos. Pero el negocio no consiste en la venta del ejemplar, que generalmente da pérdida: consiste en la publicidad. Así, el diario es un medio y no un fin, y la llamada "libertad de prensa", una manifestación de la libertad de empresa a que aquélla se subordina, porque la prensa es libre sólo en la medida que sirva a la empresa y no contraríe sus intereses.
Ahora en su calidad de primer poder, es el único que no es afectado por los golpes de estado. Porque además de ser de primera internacional y S.I.P. mediante, y también sin ella, es el que termina por disciplinar los otros poderes conforme a las exigencias de la libertad de prensa".
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