PERDÓN AUYERO, PERDÓN.
Tal vez, uno de los errores de mi vida fue haber "militado" en el PDC, aunque ahora que lo pienso el hombre al que seguíamos se llamaba Carlos Auyero, un tipo que se murió de indignación ante la barbarie liberal.
No puedo entonces tener verguenza de esos años de inicio en el mundo político, con catorce años y viajes de mochilero a los cursos de formación donde empezamos a hablar de la patria, de la liberación nacional, de la justicia, de los derechos humanos y donde también - justo es decirlo - se hablaba sin miedo del movimiento nacional, de los frentes populares, de Evita y del peronismo, alrededor de un fuego que nos iluminaba por fuera y por dentro.
Con la muerte de Auyero el fuego de la JDC se apagó y su lugar fué ocupado por la lámpara de bajo consumo de Tiraboussi. El mismo que ahora candidatea a Guadalupe Noble, hija y heredera de Roberto Noble, para ser diputada nacional.
Perdón Auyero, perdón.
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