"No debemos olvidar en ningún momento –cualesquiera sean las diferencias de apreciación– que las opciones que nos ofrece la vida política argentina son limitadas. No se trata de optar entre el general Perón y el arcángel San Miguel. Se trata de optar entre el general Perón y Federico Pinedo. Todo lo que socava a Perón, fortalece a Pinedo, en cuanto él simboliza un régimen político y económico de oprobio y un modo de pensar ajeno y opuesto al pensamiento del país”. Raul Scalabrini Ortiz

jueves, 18 de junio de 2009

MIAMI LLORA AL "COCHÉ"

Él tipo siempre fue un patroncito, hijo de una de esas familias tucumanas que no duermen, ni comen su dosis de mazamorra sin pedirle permiso a las sombras de sus apellidos, entró por mérito propio a trabajar como Jefe de Redacción del diario La Gaceta, entendiendo como mérito a la circunstancia de ser hijo del dueño.

Corrían los años 70 y el "Coché" jugaba a ser el oveja negra de los García Hamilton haciéndose amigo de los líderes del Movimiento de Liberación Nacional ("MALENA") en los caustros de la Universidad Nacional de Tucumán. El Tata García H. lo echó a la mierda, pero lo indemnizó de ley, así que el Coché se fué y fundó otro diario que se llamó "El Pueblo".

Tucumán era un polvorín que sumaba presión, mientras el joven director-propietario jugabaa ser la esperanza de un grupo de muchachos y chicas que se iniciaban en las letras militantes. Tan militantes que se les ocurrió armar un sindicato de periodistas que se llamó Asociación de Prensa de Tucumán. Y hasta ahí llegó el amor del Coché: los echó a todos. Sin sus mejores plumas el experimento terminó pronto, la mayoría de los que participaron de él corrieron la peor suerte cuando se hizo la noche y llegó Buzzi. El mismo "Coché" pasó unos meses a la sombra, para que aprendiese la lección y no jodiese con el apellido, la clase y, especialmente, con la dignidad de los ricos.

Después se fué a vivir a Buenos Aires, sin abandonar el sapiencial tonito tucumano y mucho menos los negocios familiares, ni la política provincial. Fué candidato a vicegobernador y se llevó la peor elección que hayan hecho los radicales allí, un magro 4%. En el 2007 armó un rejunte de sellos y se mandó como cabeza de lista en contra del peronismo obviamente, se elegían cinco diputados, cuatro fueron para el oficialismo y con lo justo, justísimo el Coché llegó a la banca.

Pretendiendo ser historiador logró ubicarse bastante bien como escritor de simpáticas hipótesis novelescas y en cada tribuna que le abrieron nos advirtió de los peligros del populismo, del socialismo, de la vagancia, del desorden.

Invitado de honor de todos los eventos de CADAL, de la Fundación Libertad, y del exilio cubano donde supo hacer cálidos lazos de amistad, en nombre de las intituciones, el consenso, la decencia, la transparencia y el panamericanismo, claro. Fidel lo devolvió el mismo día y en el mismo avión en el que llegó a Cuba. Tremendo barullo, babas de Hopenheimmer, fuegos del Miami Herald y de Mirta Legrand.

Dicen que estaba escribiendo un libro sobre Perón.

Se murió hoy, Miami lo llora.



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