El regreso de la magia de las antenas
Si no podía venir el muchacho del servi, subía mi hermano mayor o algún primo. Generalmente de noche, porque de día era imposible, y la repetidora de Goya transmitía a partir de las cinco de la tarde.
Cómo habremos hecho para vivir sin ver televisión española o TF5 o Discovery o Gourmet antes de las cinco de la tarde??, cómo hicimos para crecer sin dibujitos a la hora de la leche?, cómo fué que no se nos gastaron los ojos viendo la tele en rayas de blanco y negro?, cómo fué que después, mucho después - cuando ya tuvimos color y sonido sorrund y multibanda y plasma y conexión HDI y todas esas boludeces - perdimos la magia y perdimos a tarzán, a piluso, al zorro y nunca más tuvimos peleas como las de Monzón. No será que la magia se fué con los pajaritos que dejaron de visitarnos cuando bajamos las antenas porque había llegado el cable?.
Entonces mi hermano trepado a la antena, como a 8 o 10 o 35692 metros de altura se ponía a hacerla girar, como para el lado de Goya, masomeno, hasta que nosotros de abajo le decíamos "ahí, ahí, no la toques más" y el que estaba allá cerca del cielo preguntaba "bueno, puedo bajarme nomá?" y nosotros le respondíamos: "si, vení que ya está el Toddy".
0 se arrimaron al fogón:
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