LOS CORTES EN GUALEGUAYCHU
Parece ser que el protagonismo obtenido por el pueblo de Gualeguaychú durante los cortes efectuados en su lucha contra la pastera Botnia, los ha afectado demasiado.
Pareciera ser una sociedad que está demasiado al pedo, aunque en las rutas muchos se las tiren de laburadores, si bien, en verdad, creo que hay algunos de ellos.
El haber sido protagonista una vez en la historia, suele convertirse en un vicio si no se tiene la razón de comprender que el tiempo pasa y que, justamente, los otrora protagonistas pasamos a ser historia.
Para los de Gualeguaychú, Uruguay ya no existe. Botnia tampoco. Ahora su enemigo es el gobierno nacional, porque quienes detentan la propiedad de 35 millones de hectáreas en el país, les piden a ellos, chacareros de 400 ó 500 hectáreas arrendadas, que resistan el “despojo” a que los quiere obligar Cristina con las medidas económicas adoptadas.
Como decía Cristina en su discurso del pasado viernes, el cambalache de Discépolo está presente. Da lo mismo para los habitantes de Gualeguaychú, cortar las rutas contra Botnia, cortarlas para cagar de hambre a los argentinos, o revolear el culo en el corsódromo, cuyo Rey Momo,seguramente, habrá sido De Angelis, aunque su cara más se parece al “Jorobado de Notre Dame”.
No hay para los chicos con hambre ninguna mina en tanga que se saque el tapado ante los poderosos de la tierra en Argentina, que seguramente, después de su paso por Sofovich, la conocen más íntimamente que los millones de integrantes de ese pueblo que espera que pasen los camiones.
Puede parecer que el análisis es despectivo y hasta agresivo. Tenemos derecho a expresar la misma bronca que contra los “negros” se expresa en los cacerolazos y en las rutas.
Es que las actitudes expresan ideologías. Por eso somos del Evita. Personalmente no me considero del Partido Justicialista, porque en este conflicto grandes terratenientes (Reutemann, Vanrell, Reviglio, y la mayoría de quienes ostentaron el poder en nuestra Provincia durante las diversas administraciones) están del lado de enfrente aunque manifiesten lo contrario. Nuestra Patria no es la de la banderita azul y blanca que blandíamos en nuestros actos escolares, es esa Patria llena de niños, mujeres y hombres que después de 34 años sienten un poco de Esperanza en que sus vidas pueden comenzar a cambiar.
Por eso nos revienta pensar que para algunos la patria es la soja y que por la soja son capaces de cortar el abastecimiento de todos los argentinos.
En realidad, no me importa que al campo le vaya bien. Pero me encantaría si aceptaran compartir, comenzando con sus peones que son los peor pagados del país.
Y eso es lo que no quieren hacer. Pero deben aceptar que hay un gobierno que está dispuesto a modificar el reparto de la riqueza. Aunque tampoco eso quieran.
Algo de bronca me saqué, pero dispensen mi exabrupto, aún con la gripe que tengo. Juan Domingo
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