YA ESTAN ARRODILLADOS FRENTE A LA SOJA
Fernando Arredondo
De la Redacción de UNO
Días atrás, cuando las cuatro entidades rurales se disponían a volver a las rutas con su reclamo originado en el aumento de las retenciones a las exportaciones, el jefe de Gabinete Alberto Fernández recibió a dirigentes del Frente Nacional Campesino (FNC), espacio recientemente constituido en el que convergen cerca de 30 organizaciones. Entre estas está el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase). Para ser correctos hay que decir que en el FNC están algunas de las 18 centrales campesinas que conforman el Mocase, puntualmente las que hasta hace poco tiempo estuvieron cercanas a la Federación Agraria Argentina (FAA). Ese vínculo se habría roto: la reunión con el Gobierno, impulsada por Hebe de Bonafini, sirve de muestra. Las restantes centrales campesinas santiagueñas conforman lo que se llama Mocase-Vía Campesina, enroladas en el movimiento internacional conocido bajo esta denominación (ver aparte). Allí rastreó UNO una opinión sobre la llamativa reunión de la semana última, sobre el conflicto generado por el alza de retenciones, la representación de las denominadas “entidades del agro”, la inflación y demás. Y encontró a Ángel Strapazzón, encargado de la Secretaría de Comunicación de Mocase-Vía Campesina. En la siesta del viernes, desde Quimili, en el noreste santiagueño, había mucho por decir.
—¿Está bien que se haya presentado a la gente del FNC como campesinos K?
—Yo digo que está bien. Hay una cercanía mayor o menor orgánicamente a todo lo que ellos llaman transversal. Los compañeros del FNC, con todo el respeto que me merecen por sus luchas, tienen una convicción que es construir una cosa transversal con el kirchnerismo, ese empujar a que el Gobierno tenga un perfil que vaya hacia la distribución de la riqueza y a la justicia. Nosotros tenemos otras convicciones, pero respetamos las suyas.
—¿Y cuáles son las convicciones de ustedes?
—Si hay algo que marca al siglo XXI son los movimientos sociales autónomos, los movimientos antiglobalización. Y los movimientos que nos denominamos antiglobalización también de alguna manera –aunque suene curioso ¿no?– nos hemos globalizado en otra cosa, que es la autonomía respecto a todo lo que es la cuestión estrictamente ideológica, dogmática y a los partidos políticos.
—¿Qué significa autonomía para ustedes?
—Significa que nuestra orgánica no tiene que estar atada para nada, ni ser simpatizante, ni adherente a un partido político estrictamente hablando. Porque me parece que ha habido experiencias en las que finalmente después la construcción de liderazgos, la construcción en las comunidades, la construcción participativa, la construcción social y económica de nuestros movimientos termina teniendo que responder a la pelea por los cargos…por el electoralismo. Por los cargos políticos. Ese es nuestro temor. Bah, no es nuestro temor, es nuestra convicción. Porque no construimos en base al espanto, construimos en base a las convicciones, me entiende…
—Entonces Mocase-Vía Campesina toma con pinzas la reunión del FNC con el Gobierno.
—En un sentido sí y en un sentido no. En un sentido porque por el hecho de ser simpatizantes y orgánicos al Gobierno ha contribuido a hacer llegar su voz. Nosotros quizás no tendríamos la posibilidad de salir con tanta calidad en los medios de prensa, aunque hemos salido. Pero sí se ha escuchado algo que está claro en todo el campesinado argentino, lo que no quiere decir que ni nosotros ni ellos seamos representantes de las 228.000 familias campesinas. Ellos tienen su manera de saber cómo es la realidad de la problemática aunque también a nosotros el gobierno nacional nos consulta. Lo que sí parece es que a veces no quieren que aparezca nuestra voz. En ese sentido me parece que (en el Gobierno) se sienten tan apretados, tan sin salida que a los que no somos transversales, también nos consultan. No voy a ocultar estas consultas, las han hecho más tapadamente, escondidamente, y los respetamos obviamente: ellos son Gobierno. Y debo decir que orgánicamente, desde el movimiento Vía Campesina, nos parece muy bien que se diga que las entidades esas (FAA, SRA, CRA y Coninagro) no nos representan y menos a los pueblos indígenas. Por ejemplo somos muy críticos de la FAA porque ha copado hegemónicamente espacios como la REAF (Reunión Especializada de Agricultura Familiar), que en realidad es un espacio de los gobiernos del Mercosur. Ni el FNC, ni Vía Campesina, ni FAA ni los pequeños productores de CRA tendrían que ser quienes manden en un espacio gubernamental. En eso nosotros somos muy críticos.
La ganancia
—Cuando se habla del “campo” ¿se sienten incluidos?
—A nosotros nos duele mucho. Acá, con gente de la Sociedad Rural (aclara que la Sociedad Rural de Santiago del Estero está conformada por “siete o nueve” confederaciones rurales que forman parte de Federación de Asociaciones Agropecuarias Santiagueñas y ella a su vez está en CRA) tuvimos muchísimas confrontaciones. Incluso algunos de sus socios, entidades y presidentes han sido críticos con personas que han traído matones a pretender corrernos por la fuerza y la violencia, incluso de las armas, a comunidades campesinas enteras. Entonces cuando vos me preguntás por el campo…Mirá, a nosotros nos duele. Pero no nos vamos a poner en víctimas, como ellos que hablan de la bronca. No, que no sea argumento el dolor. Lo que me parece a mí es que hay que tener argumentos.
—¿Y cuáles son esos argumentos?
—Y el primer argumento es que los argentinos tendrían que decir “qué hermoso, todavía tenemos miles de familias campesinas como en Latinoamérica”. Eso significa que hay un potencial inmenso. Por los menos 500.000 familias que pueden producir en crisis como ésta donde los agronegocios priman… Porque viste, estas cuatro entidades tienen como opción la ganancia. Si es la maximización de la ganancia, mejor. Es su objetivo. Nosotros no ponemos como objetivo eso. Nosotros primero, aunque no nos crean, en un mundo actual donde el consumismo, el dinero, la ganancia, el capital es lo primordial, para nosotros lo primordial es garantizar la producción de alimentos sanos para nuestras comunidades, nuestras familias y los pueblos que nos circundan. Nosotros somos esos campesinos que a veces cree la gente que está aplaudiendo cuando aplaude a “los del campo” (risas)…
El conflicto
—¿Qué opinión les merece el alza de las retenciones y el sistema de retenciones en general?
—Ahí sí le erraron los del gobierno nacional. El Estado debe intervenir, no creemos en el liberalismo económico del mercado donde (impostando la voz) la libre oferta y demanda regule las relaciones, entonces ahí se genera la riqueza y cuando hay riqueza se rebalsa el vaso y entonces nos toca también a los pobres…¡No!.. Y las entidades agrarias no pueden ser cínicas y falsas. Estas entidades toda la vida, cuando les ha ido mal, cuando las condiciones internacionales las han puesto contra la pared y las han dejado endeudadas en hasta en 7.000 millones de dólares, han recurrido al Estado para que les solucione el problema. Entonces parece que las entidades sólo saben socializar las pérdidas con el Estado argentino, o sea, con el pueblo argentino. No es de ellos el Estado argentino, es del pueblo argentino. Es de todos, de ellos y de todos los argentinos que pagamos impuestos. Y las tierras, de alguna manera, también pertenecen al Estado argentino. No son propiedad privada exclusiva de unos pocos todos los bienes naturales de la Argentina. Hay que pagar impuestos y cuando hay buenos vientos a favor hay que pagar más también. En Europa el campesinado, incluso el mas chiquito económicamente paga hasta 52% de impuestos.
—¿Y el Gobierno cómo actuó?
—Me parece que improvisaron. Me parece que se apresuraron, que en el sentido positivo de la palabra no hicieron una tipología de campesinos, de productores agropecuarios, no caracterizaron bien. En la Argentina hay al menos 17 tipologías de medianos y pequeños productores. Nosotros creemos, estudiando desarrollo rural, haciendo aprendizajes de diagnóstico tablas, de diferenciaciones de tipos de productores, que en la Argentina hay muchos tipos de medianos y pequeños productores, muchos dentro de la agricultura familiar y no hablemos de nosotros que ya estamos por otro lado, somos agricultores campesinos, somos otra cosa, es otra lógica la agricultura campesina. Le diría al Gobierno que tendría que haber sido mucho más estratégico, o menos improvisado y no haber llevado a la Argentina a un callejón casi sin salida. En algún momento se puso muy tenso todo, espero que no vuelva esa situación. ¡Me parece al pedo! Estamos pasando un momento en que ciertos sectores aún están muy mal, en el que los pobres y los desocupados son muchos, hay que revisar los datos pero me parece que hay que plantearse cuestiones muy de fondo. Me parece que esta situación ha hecho emerger la existencia de cuestiones más complejas en el “campo argentino”. Nosotros le llamamos más el “mundo rural argentino”. Es más amplio eso que el “campo argentino”.
Show
—¿Qué despiertan en ustedes los encendidos discursos de De Ángeli?
—A ver…Mirá, yo soy muy democrático (esto me lo dicen mis compañeros) y creo que cada uno puede agarrar el micrófono y dentro del respeto hacia el adversario e incluso hacia el enemigo puede decir lo que le parezca. Pero me parece que hay mucho de sobreactuación y show ¿no? Hay mucho de eso. Creo que eso no hace bien, porque finalmente te descubren que no tenés coherencia con lo que estás diciendo. A mí me chocó los otros días cuando en la televisión misma se notó y creo que la televisión no supo corregir algo tan evidente. Dijo “bueno, entonces vamos a hacer tal cosa”, le propusieron algo y respondió “No, no no, así”. Y te lo estoy diciendo textualmente. Nosotros lo hemos venido grabando todo porque después lo estamos llevando al campo –mirá vos ¡al campo!–, a nuestras comunidades campesinas e indígenas acá en Santiago del Estero y mostramos, porque nosotros nos formamos mucho en lo que es liderazgo, construcción de poder, distribución de poder, participación directa, nos gusta mucho la democracia y no el verso. Y, retomo, inmediatamente De Ángeli dijo “no, no, lo vamos a hacer democrático”. Entonces viste (suspira)… hay que cuidarse mucho. Pero no son los De Ángeli. A mí me parece que está muy armado, muy arreglado esto. ¿Por qué la televisión saca siempre a De Ángeli? ¿Por qué se pone ahí en Gualeguaychú? Todavía se nos genera la duda de si no se está pretendiendo ahogar o criticar o poner otra cara de Gualeguaychú, porque viste que a la cara a la que estábamos acostumbrados era a la de la lucha de todo el pueblo de Gualeguaychú contra las pasteras, el tema de la contaminación de los ríos, esa inmensa riqueza argentina que es el Acuífero Guaraní. No sé por qué, pero a nosotros nos huele mal. Nos da la impresión de que De Ángeli se está prestando a algo o está pretendiendo una candidatura política. Discúlpenme los entrerrianos, que los respeto mucho, pero no nos caen bien los shows estos, no. Además parece que De Ángeli le quisiera ganar la Federación Agraria a Eduardo Buzzi.
—¿Y las respuestas de Cristina de algún modo no atizan su virulencia?
—Sabés lo que me pongo a pensar…como me lo has preguntado a título personal no me van a reventar los compañeros (risas), soy un poco imaginario. ¿No será que se sientan y dicen “ahora vamos a hacer así, así, así” y que nos están construyendo una cortina de humo para tapar esto que se ha venido con todo que es el alza de precios de los alimentos, que no se para que hay que taparlo porque es un problema mundial el alza de precios de alimentos. Unos critican a otros diciendo “nos toman por bobos”, “vamos a quemar nuestras vacas”. ¿Vos creés que un verdadero argentino con sentimiento argentino, que se pone la escarapela, va a dejar que las vacas se mueran, sabiendo que hay niños, miles y miles, millones de niños en la Argentina que pasan hambre? Yo no sé, no dejaría que se mueran mis vacas. De última las regalo y ni siquiera las regalo, las comparto, porque me suena asistencialista, viste. Este tipo de cosas que se atizan –estoy de acuerdo con ese término que usaste– porque parece que al Gobierno le encanta atizar este tipo de personajes. No quisiera ser tan, pero tan criticón, quisiera tener la mayor sensatez posible en estos momentos, pero no es la forma de resolver problemas este tipo de palabras altisonantes que están saliendo de varios lugares. A mí me suena a poca seriedad, poca madurez, poca adultez esta forma de expresar posiciones diferentes.
Hincados
—¿Desde la perspectiva del Mocase, por qué Argentina derivó casi en país de monocultivo?
—Dijo De Ángeli: “nosotros no nos vamos a arrodillar”. Y él hace soja, y él trilla soja, el arrienda con su hermano para hacer soja y trillar soja. Ya está arrodillado. La soja es un proyecto estratégico de los países hegemónicos como Alemania, Francia, Italia, China y Estados Unidos, del Grupo de los 8. Nosotros, los países entre comillas “subdesarrollados”, “emergentes” o “en vías de desarrollo” somos países de tercer mundo y nos han condenado. Nosotros en la División Internacional del Trabajo –te van a decir “éste te habló como los comunistas, como los zurdos”– somos productores de materia prima ba-ra-ta para los países hegemónicos, para el Grupo de los 8. Entonces, ya estamos de rodillas: Alfredo De Ángeli, no sé si te diste cuenta. Quiero decírselo a él de corazón. Estamos tapando verdades profundas diciendo “yo no me voy a arrodillar ante la Presidenta”.
—¿Y el futuro?
—Espero que no nos vaya a pasar como pasó con Texas, en México. ¿Cómo hizo Estados Unidos para anexar a Texas? Metió un cultivo (el algodón), metió miles de productores de California porque ya no les alcanzaba más el lugar y cuando menos se lo esperaban hizo votar una consulta a los productores de Texas y estos dijeron: “queremos ser norteamericanos, no queremos ser mexicanos”. Entonces lo que digo es que en el Gran Chaco americano, metiéndonos la soja no vaya a ser que un día los hagan votar a todos estos que dicen que aman tanto la patria, que se ponen la escarapela y les digan ¿qué prefieren ser? ¿Norteamericanos o argentinos? Y terminen los argentinos estos votando que prefieren ser un estado norteamericano. Me hiciste llegar a la última de mis sospechas por ver cómo se mueven, no De Ángeli, pero sí los sojeros acá en Quimili, en Santiago del Estero, que son tan insensibles con los verdaderos productores del campo. Y encima la burla que ponen en sus camionetas “no queremos que desaparezcan los pequeños y medianos productores”…
Armar poblaciones
—¿Es posible pensar hoy en una reforma agraria?
—Creo que sí. Prestamos atención a lo que pasa en Ecuador, donde se está hablando de una revolución agraria o reforma agraria integral. Si tuviéramos que poner 10 puntos de coincidencia en un encuentro que vamos a armar todas las organizaciones campesinas e indígenas de Argentina con las históricas ligas agrarias que existieron en la década del ‘70 y ahora se están rearmando, vamos a tener como un eje la soberanía alimentaria y lo otro es reforma agraria integral. Creo que se están empezando a dar las condiciones. Qué paradoja, porque a pesar de que los ganadores del actual modelo de agronegocios no son aquellos a quienes les gustaría que la tierra se distribuya, igual, a lo mejor, han empezado a llegar las condiciones para instalarse sin ningún temor de que se hable de expropiación, de que se vaya a perder la propiedad privada del campo, temores infundados, porque tranquilamente Argentina tiene territorio para armar distribución de la tierra de manera mixta, como lo tiene Cuba. Cuba no tiene todas las tierras de manera estatal. Hay tierras del estado en la que trabajan empleados, trabajadores rurales del estado, hay tierras de los campesinos y hay tierras incluso de medianos y grandes productores. Hay empresarios que tienen tierras en Cuba, también. En Argentina podemos empezar a discutir con mucha tranquilidad, con mucha serenidad la posibilidad de una reforma agraria integral que básicamente apuntaría a que nosotros tengamos mejores garantías, en la agricultura campesina, los más chiquitos, porque le garantizamos a la Argentina producción de alimentos. No pensamos en exportar, en ganar dinero con la producción de alimentos. Pensamos en que es un oficio, un arte ser un productor de alimentos. Es una cosa más bohemia (risas). Somos como los místicos del campo. Podemos pensar en los millones de jóvenes que se van a las drogas, al alcohol –porque para todos no hay deportes o fútbol– y en volver a la tierra. Muchos jóvenes podrían hacerlo, trabajando con sus parejas y con sus hijos la tierra. Armar poblaciones dignas. Yo paso entre Córdoba y Santiago del Estero y veo esas tierras tan hermosas desocupadas totalmente porque los campesinos fueron desalojados en la década del 60, como a nosotros que nos quieren desalojar con la soja ahora. En la década del 60 hubo un embate muy fuerte, durante la dictadura de Onganía. Y ahí tenés, un millón de santiagueños viviendo en la periferia de las grandes ciudades, como Buenos Aires. ¿Vos sabés qué hermoso, volver a armar poblaciones?..
Entre agresiones y complicidades
Strapazzón contó que fueron convocados para sumarse a los cortes de ruta, pero tuvieron sus razones para decir que no. “Nos vinieron a buscar para que hagamos el corte de ruta, pero nos han venido a cagar a palos. Les quiero contar a los lectores que productores sojeros cordobeses de Jesús María, –no voy a dar nombre y apellido, me han pedido que no lo haga así, me han dicho ‘eh muchachos, nos vamos a corregir’ nos dijeron los otros días algunos de estos–, han venido hasta contratando matones para que nos vayamos de los campos para que ellos puedan meter soja donde nosotros vivimos, producimos y trabajamos, qué sé yo, desde hace cientos de años. Desde nuestros tatarabuelos. Yo te puedo testimoniar eso. ¿Cuál es la escarapela que se ponen? No quiero que sea la de la bandera que nos hicieron levantar los genocidas de Videla, Massera y Agosti. Anotá esto en un lugarcito, en un rinconcito: no sea que dentro de 20 años andemos buscando a los culpables de lo que dejó la soja en Argentina y empecemos a meter en cana a los Kirchner, que fueron los que promovieron también la soja, aunque la soja viene de antes de los Kirchner. Y a todos estos, que para mí son cómplices”.
Ni transgénica ni natural
—¿Ustedes siembran soja?
—Buzzi dice (y Strapazzón adopta el tono grave del dirigente agrario) “las corporaciones son las que nos han impuesto la soja”. A mí casi me han obligado, a los compañeros del campo nos han querido obligar, envenenándonos pozos de agua, matándonos vacas, pero la realidad es que nosotros no aflojamos y hemos ganado la batalla, y soja no hacemos. Ni soja transgénica ni de la natural. Sí tenemos compañeros en Misiones que hacen soja convencional, creada por los compañeros del INTA, que la hacen para molerla junto al maíz para darle de comer a los chanchos, pero una soja con la que no tenemos que usar la precaución que en la inventada por la multinacional Monsanto, multinacional que está denunciada desde el año 1937 porque es la inventora del Napalm, usado por EE.UU. en la guerra de Vietnam. ¿Qué puede venir de una multinacional a la que no le ha importado la vida de millones de personas? Esa es la sospecha de esta soja transgénica. ¿Qué estará haciendo con nosotros lentamente la soja? En la naturaleza todo actúa por el principio de la polución, la abeja, los bichitos, el viento hace que la florcita de cada planta se junte y se mezcle y se enamore, tenga relaciones sexuales, es algo muy sencillo, pero que pasa aquí en la naturaleza. La soja ¿qué nos va a provocar en las plantas nuestras que no queremos que sean trasngénicas? Y este principio de precaución no lo tomó el Senasa. Es muy delicado y muy de fondo el tema. Por eso es bueno que haya salido a la luz pública por ambición, por la insaciabilidad de querer ganar más dinero o para recaudar más. Unos se acusan a otros. Y los Kirchner quieren tener mucha plata y los sojeros también. Desconfío de los que tienen como único objetivo el dinero.
¿Qué es el FNC?
El Frente Nacional Campesino se conformó el 17 de abril, en el marco del Día de la Lucha Campesina. “El objeto es conformar un espacio que nos contenga genuinamente ya que no nos sentimos actualmente representados por las diversas organizaciones del sector que hasta el momento se han expresado en los cortes de ruta y han producido el desabastecimiento de nuestro pueblo”, definen en el acta fundacional. Lo conforman casi 30 organizaciones, entre ellas el Mocase, el Mocafor (Movimiento Campesino Formoseño), el Mocaju (Movimiento Campesino Jujeño) y el MAM (Movimiento Agrario Misionero).
La Vía Campesina
Fundado en 1993 poco antes del cierre de la ronda Uruguay de negociaciones del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés), Vía Campesina es un movimiento internacional que agrupa organizaciones de campesinos, pequeños productores rurales, mujeres del campo, trabajadores agrícolas y comunidades agrarias indígenas. Totalizan 97 organizaciones de 43 países de Sudamérica, Centroamérica, Norteamérica, el Caribe, sur de Asia, noreste de Asia, Europa y África.
Según explica Annette Aurélie Desmarais, profesora de la Universidad de Regina, en Canadá, los objetivos comunes del movimiento son “el rechazo explícito del modelo neoliberal de desarrollo rural y una abierta negativa a ser excluida del desarrollo de políticas agrícolas, así como una firme decisión de trabajar en unidad para dar fuerza a una voz campesina y establecer un modelo alternativo de agricultura, orientado a los mercados internos”.
El Mocase-Vía Campesina se encuadra en este movimiento a nivel internacional y en la Argentina forma parte del Movimiento Nacional Campesino Indígena.
Humildad
“Creo que Argentina, y me alegro por lo de ayer –dijo Strapazzon en referencia a la reunión de FNC y Gobierno del jueves–va a tener que empezar a acostumbrarse a que en el campo están las entidades del campo, los productores agropecuarios medianos, grandes y pequeños, los empresarios agropecuarios, donde están también aquellos. El empresario es el que contrata para que trabajen su campo. Él no lo trabaja, lo administra. Y después estamos los de la agricultura campesina, y la agricultura familiar y la agricultura indígena. ¿Te das cuenta? Es muy rico el campo argentino como para que quede cercenado por los sojeros, que además se creen dueños de la Argentina porque están dando un aporte económico muy importante, muy valioso. Pero hay que decir que la producción agropecuaria argentina no supera el 7% del Producto Bruto Interno. Me parece que hay que tener un poco más de humildad. Nosotros siempre decimos que lo que podemos aportar es alimentos frescos y sanos a los pueblos y a los municipios cercanos a donde vivimos. Nosotros no solamente trabajamos nuestro campo, sino que además vivimos en él y en condiciones muy jodidas. Custodiamos el territorio argentino”.
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