SOBRE LA FORMACIÓN MORAL Y CIVICA DE LOS CHIRIPITIFLÁUTICOS.
El caso es que volviendo a las pampas del sur en mi avión particular me enteré de las definiciones del señor Roulet acerca de su paso por los cuart... quiero decir por las aulas. Tomé el teléfono satelital del avión y llamé a un amigo, a otro, a otro y a otro - todos especialistas en educación - para que me orientaran acerca de las corrientes que influyeron decisivamente en la formación del dirigente de CRA. El último de mis amigos me pasó la data completa: "Claro hombre! - me dijo tan entusiasmado como siempre - pero si es Néstor, una de mis blancas palomitas!!, ven por la tarde a tomar el Toddy y te muestro las fotos, que chiquillos aquellos!".
Yo no podía creer mi suerte, de modo que anduve y anduve por la ciudad hasta que se hizo la hora de la cita y enfilé para lo de Efraín. Me recibió con el viejo delantal gris (o marrón?) y una pila de fotos sobre la mesa, allí estaban sonriendo desde la profundidad de aquellos años felices, tranquilos, "uno andaba en la calle tranquilo a la noche, no cómo ahora" - dijo con un suspiro el viejo portero - "de crecimiento, de desarrollo, de estar en el lado de los buenos del mundo". La emoción iba creciendo en el gentíl dueño de casa, emoción de actor, controlada, pausada, a veces agobiante, a veces inasible, pero siempre presente. Trajo dos vasos de Toddy frío y unos paquetitos de "Manón" ("esto sólo se comparte con amigos - dijo - anda, ponte éste guardapolvos que te cuento de Néstor".
"Néstor era uno de aquellos integrantes del reparto de Señorita Maestra, que se ubicaban de la cuarta fila de bancos para atrás y que, generalmente, estaban siempre cabizbajos, con la pera apoyada en el pupitre, casi sin pestañear. La misión de ese sacrificado grupo de jóvenes estrellas de la pantalla consistía en apoyar el despliegue escénico de Siracusa, Cirilo Tamayo, Etelvina, Palmiro Caballasca, Canuto y otros chiripitifláuticos".
Sociólogos y analistas políticos que han estudiado el fenómeno de "Jacinta Pichimahuida", con la ayuda de Rómulo Berruti, Carlos Morelli y Johnie Walker sostienen que en alguna oportunidad María de los Ángeles Medrano o Cristina Lemercier pasaron su mano por la cabecita del futuro dirigente de CRA, al tiempo que dictaban dulcemente una clase de historia argentina, justo, justo en la parte que dice "La Iglesia, el Ejército y el campo hicieron grande a éste país niños, no lo olvidéis nunca, nunca". No se sabe bien si fué la dulce mano de la maestra nacional o el mismo contenido de la lección lo que caló tan hondamente en el alma del jóven Néstor, el caso es que ahí está, tal como lo dijo en Venado Tuerto.
La charla discurrió después sobre el tristísimo destino de los protagonistas de la novela, "llevo una pena insoportable por ellos, como si fuesen mis hijos" - confesó Fermín, mientras se comía la última Manón, "aunque Siracusa me tenía podrido con los mangueos".
La tarde cayó entre recuerdos, casi tan tranquila y plácidamente como en aquellos tiempos. Cuando Efraín volvió de la cocina me vió tan concentrado en la foto de aquellos inocentes que me dijo "anda hombre, llévatela, para tí es más importante, para mí aquellos tiempos vivirán siempre en mi corazón". Entonces supe que era la hora de irme.
1 se arrimaron al fogón:
Me encanto lo de blog populista.
Feliz día de la Lealtad.
COMPAÑERO!!
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