AHORA ENTIENDO LO DE LILITA.
Yo sabía que algo había detrás de sus palabras, lo intuía, no sé, debe ser un eco lejano de la relación lejanísima que mantuvimos (sin ella saberlo) cuando era una diputada deslumbrante y yo el último de los cuatro de copas de Riobamba y Rivadavia, pero por lo menos yo me bañaba todos los días. De ahí yo sabía que detrás de sus palabras había una señal, un metamensaje, un guiño, ocurrente, sagáz, bien a su manera de profesora banana de universidad del interior, con papá radical, sueños de vacaciones en Pinamar y unos libritos chiquitos de introducción a la filosofía, junto a los papeles del plan rombo que nunca se termina de pagar. Algo así debía ser.
El romance no anduvo, a mi me daba asco el olor a pucho y ella todavía no sabía guiñar el ojo derecho como lo hace ahora, cosas de la vida.
Igual pude descifrar el misterio, no es tan difícil, se lo debo a los curas que me enseñaron una palabra difícil: "transculturación" y a unas nenas que está noche andaban por el barrio repartiendo caramelos berretas. Es Hallowen boludo!, lo de la gorda de anoche era parte del festejo!.
0 se arrimaron al fogón:
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