"No debemos olvidar en ningún momento –cualesquiera sean las diferencias de apreciación– que las opciones que nos ofrece la vida política argentina son limitadas. No se trata de optar entre el general Perón y el arcángel San Miguel. Se trata de optar entre el general Perón y Federico Pinedo. Todo lo que socava a Perón, fortalece a Pinedo, en cuanto él simboliza un régimen político y económico de oprobio y un modo de pensar ajeno y opuesto al pensamiento del país”. Raul Scalabrini Ortiz

lunes, 23 de junio de 2008

EMPIEZA EL DEBATE...

Después de los culos de Bailando por un sueño, el tema que sigue en importancia es el debate parlamentario sobre las retenciones. Hay carpas, consultas, lobbys, amenazas, cámaras en directo, palomas, indirectas, archivos (vos habías dicho...), largas editoriales, cadenas de oración, cadenas nacionales, gente haciendo negocios, camiones recuperando el tiempo perdido, señoras bien comprando en la peatonal... pero casi nadie está pensando: "qué hacemos con la soja?, que hacemos con el glifosato, qué hacemos con los pajaritos que ya no se escuchan en el campo, más silenciosos que nunca". Me parece que ningún diputado pensó en los pajaritos.



Read more...

miércoles, 18 de junio de 2008

DIA DE REFLEXION...



Read more...

LAGRIMAS DE ALGODON.



Las corporaciones del campo se quejaron de las retenciones en tierra arrasada por la soja.

Lamento sojero adonde antes había algodón.

Sociedad Rural, CRA, Federación Agraria y Coninagro hicieron su acto principal en Roque Sáenz Peña, Chaco. Allí, pequeños campesinos son desplazados por grandes productores y pools de siembra de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Aun así, pidieron por el federalismo.
Por David Cufré

Luciano Miguens, Mario Llambías, Eduardo Buzzi y Fernando Gioino llevaron ayer su prédica contra las retenciones móviles a una ciudad emblemática: Presidencia Roque Sáenz Peña, en el Chaco. Hasta hace una década era la orgullosa Capital Nacional del Algodón. Hoy sólo conserva el título, pero la realidad es que la producción algodonera que está íntimamente ligada a su identidad social y cultural se va convirtiendo en una rareza, desplazada por la de soja.




Sus pequeños productores padecen las consecuencias, en la mayoría de los casos dramáticas. Son propietarios de tres hectáreas, cinco hectáreas, diez hectáreas como mucho, que se ven forzados a vender sus tierras –en ocasiones tras sufrir violencia física– a precios de remate a productores de 1000 hectáreas, 5000 hectáreas y los hay de 10.000 hectáreas, que llegaron desde Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe a producir soja.




Llambías, presidente de Confederaciones Rurales, se atrevió a decir allí, en ese contexto, una frase que para los sumergidos productores locales sonó extravagante: “Lamentablemente, por las retenciones móviles hoy estamos viendo cómo subsistir”. Llambías representa esencialmente a productores de la Pampa Húmeda, adonde el precio de la hectárea va de 4000 dólares –en zona ganadera– a 12.000 –en zona sojera–. Un productor de 50 hectáreas en esa región, a quien se considera un pequeño chacarero, maneja activos que van de 200.000 dólares –en la primera zona– a 600.000 –en la segunda–.




Buzzi, de Federación Agraria, reclamó al gobierno nacional “un verdadero federalismo” y luego insistió en su reclamo por las retenciones a la soja, otra vez el punto neurálgico del conflicto con el Ejecutivo.En Roque Sáenz Peña el valor de mercado de la hectárea trepó a un valor inédito de 500 dólares, reflejo del boom sojero. Diez años atrás, la cotización llegaba a 100 pesos/dólares. Pero quienes pueden llegar a beneficiarse de esa escalada no son precisamente los productores familiares, auténticos protagonistas de ventas masivas de tierras. El primer requisito para poder vender a 500 dólares es exhibir el título de propiedad de esas extensiones y la mayoría no los tiene.




“La situación de tenencia de la tierra es muy precaria. Es gente que vivió allí toda su vida y nunca hizo los trámites ante el Instituto de Colonización de Tierras Fiscales. Cuando se enfrentan a corporaciones, a estudios jurídicos de Buenos Aires que llegan en nombre de grandes productores o pooles de siembra, no tienen manera de defenderse. Terminan vendiendo por lo que sea. El precio lo pone el comprador”, describió a Página/12 Benigno López, dirigente de Mocafor, contando una realidad común de Chaco, Formosa, Santiago del Estero y Salta.




Chaco tiene una superficie cultivable de 1,5 millón de hectáreas. En 1986, los sembradíos de soja ocupaban 10.000 hectáreas. En 1990 eran 50.000. En 2002 llegaron a 200.000. Y en la presente campaña, abarcaron 684.000 hectáreas, según datos oficiales de la provincia en base a un relevamiento satelital.




Contrariamente, los cultivos de algodón dominaban 712.000 hectáreas en 1997/1998, mientras que una década más tarde se redujeron a 180.000. Proyecciones de mercado indican que la siembra de soja alcanzará 1,1 millón de hectáreas en 2014/2015.




Desde 1949 se celebró en Roque Sáenz Peña la Fiesta Nacional del Algodón. Hoy la actividad se encuentra en franco declive, por la caída del precio internacional. Es un proceso que se agudizó desde principios de década. Movimientos como el Mocase y Mocafor reclaman desde entonces que el Estado fije un precio sostén para los productores.




Su situación es “desesperante”, pero nunca tuvieron la fuerza para hacer oír su reclamo como en este momento lo consiguen Sociedad Rural, CRA, Federación Agraria y Coninagro. Recién esta semana hubo una reunión en Casa Rosada en la que Alberto Fernández se comprometió ante el Mocase y Mocafor a la apertura de un espacio permanente de discusión técnica.“Con el avance de la soja, en Chaco se fue perfilando un escenario de exclusión y concentración.




Muchos pequeños productores no pudieron adaptarse a los requerimientos de los altos insumos y los paquetes tecnológicos impuestos por el modelo de la soja transgénica”, explicó Marcela Zunino en un documento titulado Argentina, lo que la soja se llevó. “El modelo de producción sojera –agregó– emplea a una sola persona cada 500 hectáreas, lo cual se tradujo en la pérdida de cuatro de cada cinco puestos de trabajo en el campo”, antes masivamente algodonero.




“Productores de cinco hectáreas se ven virtualmente acorralados por grandes extensiones”, señaló Benigno López. Los grandes productores sojeros cierran pasos y caminos por donde transitaban los campesinos que solían trasladar sus animales hacia pastizales comunes. “Hay fumigaciones aéreas para los campos sojeros que afectan los cultivos aledaños del pequeño productor. Se pierden producciones de mandioca, poroto, batata, hortalizas, calabaza, zapallo, sandías y maíces. Los rindes caen totalmente. También sufre la ganadería: cerdos, cabras y vacas. Los pastizales se achican, el agua en muchos casos se contamina.




Las familias también se enferman. Con todos esos problemas, al pequeño productor no le queda otra que vender al precio que estipula el comprador”, detalló López.Existen comunidades enteras que han desaparecido, y ahora allí se siembra soja. Los pequeños productores no pueden pasar a ese cultivo por una razón económica, pero también por una cuestión cultural.




“No está en nuestra esencia la agricultura con glifosato y paquetes tecnológicos cerrados”, marcó López. Cogoy, Fortín Leyes, Villa General Güemes son nombres de pueblos en decadencia, desplazados por la soja. Sus pobladores terminan en la periferia de las capitales de provincia, y los hijos emigran a Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe. Los representantes de los productores de soja fueron ayer a Roque Sáenz Peña a celebrar su fiesta en medio de un velorio.


Read more...

lunes, 16 de junio de 2008

UN CAPITULO DE LA HISTORIA POLITICA DE LA SOJA.

De dónde y desde cuando se opera con el golpe

En mayo del 2003, días del frustrado ballotage entre Néstor Kirchner y Carlos Menem, Claudio Escribano editorializó en La Nación anunciando que "los argentinos habían elegido gobierno para un año".

Dos días después, Horacio Verbitsky, en Página 12, denunciaba la causa de tal predicción:
Un pliego de condiciones "para no hacer el golpe", rechazado por el presidente electo.

Vale la pena releer estos documentos (nótese el tono de la prosa de Escribano) para saber de dónde viene el golpe y desde cuándo está en marcha.


Treinta y seis horas de un carnaval decadente

Han sido treinta y seis horas lastimosas, pero no hay que dar por el pito más de lo que el pito vale. Lo decían nuestros padres. Lo podemos decir nosotros. El pito del justicialismo vale bien poco en relación con el interés del país, que debe seguir adelante merced al trabajo silencioso y esperanzado de sus gentes. Han sido treinta y seis horas de un carnaval decadente, que entristeció, y hasta enfureció, a muchos argentinos, tal vez porque creyeron que el haberlos privado del ballottage comprometía la gobernabilidad.
Grave error: la gobernabilidad está comprometida desde antes de ahora, como se verá más adelante. Otro asunto, aunque de menor cuantía, ha sido el agravio acusado por los ciudadanos cuando percibieron que alguien les tomaba el pelo. Debemos bajar el énfasis indiscriminado en cuanto a la importancia de los hechos que producen los políticos argentinos. Y examinarlos de acuerdo con su real importancia. Más significativo que la toalla arrojada sobre el ring por un menemismo devastado por la catástrofe inminente e inevitable del domingo es el pésimo discurso pronunciado por el ahora presidente electo.
Menem se ha ido de la peor de las maneras; Kirchner, llega. La primera medida de gobierno del doctor Kirchner deberá ser la cesantía de quien ha escrito ese discurso, y, si fue él mismo quien acometió su redacción, convendrá que ya mismo derive en otro la delicada tarea de escribir si es que aspira a ser un verdadero jefe de Estado. Se sabe que Kirchner está hablando con muy poca gente, encerrado en un círculo íntimo difícil de caracterizar, pero en el que es obvio que gravita su mujer, Cristina, senadora nacional. Faltan apenas diez días para la asunción del mando y, salvo la noticia en general alentadora, de que el doctor Roberto Lavagna continuará en la cartera de Economía, es un misterio cómo se configurará el nuevo gabinete nacional.
* * *
Perdió el presidente electo una oportunidad de excelencia para ponerse por encima de las rencillas asombrosas del Partido Justicialista, tanto que terminaron por involucrar al país todo. Gracias doctor Menem, al fin y al cabo, por haber liberado a quienes jamás han votado por candidatos del PJ, pero tampoco lo han hecho nunca con el signo negativo del voto en blanco o anulado, de la encrucijada morbosa que acechaba en el cuarto oscuro del domingo próximo.
Ante una sociedad ansiosa por su destino, Kirchner cayó en la trampa tendida por el rival: ahondó los odios y las diferencias con Menem y hasta se permitió la temeridad de sembrar dudas sobre cuál será el tono de su relación con el empresariado y con las Fuerzas Armadas. Se olvidó de que la razón de que hablara ayer por la tarde era, justamente, que en ese momento dejaba de ser el candidato que había competido por largos meses por la Presidencia de la Nación y se convertía en el presidente electo de la Argentina.
En la penosa urdimbre de este final inesperado de la contienda electoral de doble vuelta se observó un caos de fondo, como si el estreno de la obra hubiera tomado por sorpresa no sólo a los actores, sino, cosa notable, al guionista, al escenógrafo, al director y a los productores. Aquí es cuando vuelven a resonar cuatro palabras en los oídos de quien quiera hubiera puesto atención en el discurso de cierre de campaña del doctor Adolfo Rodríguez Saá, el jueves previo a la primera vuelta: "Gozo de buena salud".
Fueron cuatro palabras herméticas, pero acaso las más insinuantes y reveladoras de una campaña que movilizó de manera modesta a la opinión ciudadana. Cuando un candidato dice que goza de buena salud lo natural es que impulse un interrogante general sobre cómo andan los restantes competidores. La lucha política exige algo más que un certificado de buena salud, si es que éste fuera posible. Impone condiciones extremas de atención, de reflejos psíquicos y de esfuerzos físicos severos, que se hacen sentir en vidas largas y accidentadas.
Ricardo López Murphy, uno de los candidatos que se supone entraron más enteros a la liza, dice haber terminado exhausto. ¿Cómo quedaron los demás? ¿Cómo se sintió el doctor Menem, llamativamente incapaz como estuvo, en la noche de la primera vuelta, de controlar el orden más conveniente en ese hotel convertido en un pandemonium? ¿Cómo no reaccionó ante el escenario sorprendente, en el que se movían espectros de una farándula que las pantallas inclementes de la televisión proyectaban como artero envío del enemigo? ¿Por qué apadrinó, con vistas a los comicios que restan para el año, candidaturas imposibles? ¿Por qué hubo tanto desorden en la campaña del ex presidente? ¿Por qué haber dejado que su nombre se asociara a los peores nombres, en lugar de haber abierto paso a quienes habían sido identificados como protagonistas de lo mejor de su doble gestión presidencial o que podían ser el anticipo de la renovación apropiada y por algún motivo esencial anunciada por Menem mismo más de una vez en la campaña? ¿Por qué, en fin, transfiguró Menem, en la noche del 27 de abril, lo que debió ser un discurso chispeante de victoria al fin, en una pobre y agria arenga que alertó al país sobre una incalculada derrota? Kirchner admite en la intimidad -en el ámbito reducido en el que el visitante registra en él la voluntad de escuchar, de aprender- que contó con la ventaja del handicap inesperado recibido de parte de quien ha sido su adversario principal.
* * *
El temor colectivo que se percibe como saldo principal de la fuga de Menem es que éste haya herido la gobernabilidad del país. Para ser justos, habría que preguntarse, también, en cuánto ha contribuido a esa desazón el inoportuno discurso de Kirchner. Convendrá decir, ante todo, que el problema de la gobernabilidad es preexistente al de la decisión de Menem, un político, además, que se encuentra al final de una larga carrera, no en el apogeo.
Es más: ninguno de los candidatos que se presentaron en la primera vuelta -ni siquiera quien fue su principal revelación, reafirmada con las palabras que eligió ayer, López Murphy- era por sí mismo garantía de estabilidad institucional en el período por abrirse en días más. La política argentina se encuentra gravemente fragmentada. El Congreso, en ambas cámaras, es un reflejo de esa crisis. El Poder Judicial se arroga facultades propias de la administración como no ocurre en ningún país serio, desde las finanzas a la determinación de cuáles deben ser las tarifas de los servicios públicos, y se abstiene de actuar, por añadidura, precisamente donde debería hacerlo.
Los sindicatos y las entidades representativas de las empresas no cumplen un papel más lucido que aquellos otros de los que reclaman un mejor ejemplo. Ese es el país con el que los argentinos se han abierto al siglo XXI. El hecho de que Kirchner se instale en la Casa Rosada con sólo el 22 por ciento de los sufragios acentúa, en principio, el problema de la gobernabilidad, pero está lejos de crearlo. Kirchner llega precedido, y no lo ignora, por una cuestión institucional que se manifestaba con claridad en los días en que Menem proclamaba que vencería con sólo una vuelta electoral.
El Consejo para las Américas estaba reunido en Washington cuando el lunes 28 se hacían los últimos cómputos provisionales de las elecciones. Es un cuerpo que congrega a cuantos tienen en los Estados Unidos una opinión de peso que elaborar, tanto en el campo político como empresarial, sobre los temas continentales.
Desde Colin Powell a David Rockefeller. ¿Qué pudieron esos hombres haberse dicho sobre la Argentina, después de conocer los resultados del escrutinio y, sobre todo, los ecos de la infortunada noche de Menem en el hotel Presidente? Primero, se dijeron que Kirchner sería el próximo presidente. Segundo, que los argentinos habían resuelto darse un gobierno débil.
Podríamos pasar por alto una tercera conclusión, porque las fuentes consultadas en los Estados Unidos por quien esto escribe difieren de si se trata de la opinión personal de uno de los asistentes o de un juicio suficientemente compartido por el resto. Sin embargo, la situación es tal que vale la pena registrarla: la Argentina ha resuelto darse gobierno por un año.
* * *
Esto demuestra que el problema de la gobernabilidad argentina es anterior al espectáculo ofrecido por el doctor Menem. El país suscitaba preocupación en Washington respecto de su futuro con prescindencia de la pirotecnia de última hora. Ninguna de las conclusiones que dejamos expuestas, y menos la tercera -a la que debe interpretarse como una metáfora de la segunda-, merece otro valor que el de un balance informal, casi académico, entre personalidades con la responsabilidad de prefigurarse el horizonte que el mundo tendrá ante sí.
Pero interesa conocerlas por exponer la gravedad de las reflexiones en Washington sobre el futuro posible de la Argentina. Kirchner conoce esa información desde el lunes 5. Y su respuesta fue que él está de acuerdo en que el principal asunto por resolver en el país es el de su gobernabilidad. No debería, por lo tanto, el presidente electo desaprovechar lo mejor del discurso de Menem al abandonar la lucha sin que hubiera una sola denuncia judicial de fraude electoral o una sola mesa de votación impugnada en el país.
Fue cuando Menem predicó sobre la necesidad de construir consensos y anunció que se contaría con su contribución a la gobernabilidad. La gravedad del tema hace deseable que esa contribución sea una realidad, al menos, a partir de hoy. Ha caído, al fin, el telón sobre una decepcionante obra de treinta y seis horas. No demos por el pito más de lo que el pito vale, como decían nuestros padres.
Dejemos atrás este nuevo papelón de la política argentina. Pensemos entre todos cómo remontar con el trabajo y el estudio una crisis extenuante, de no menos de cinco años seguidos a estas alturas, y estimulemos al nuevo presidente a que traduzca en los hechos lo que promete con entusiasmo en la conversación privada: "Hay que mejorar la calidad de las instituciones, hay que gerenciar la administración del país". Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/496350

Read more...

El golpe está en marchaRubén Dri

El golpe está en marcha. Uno puede cerrar los ojos ynegarlo, pero hoy no es posible dudar. "Si nos quedamos acá tenemosque estar dispuestos a lo peor"; "estamos en guerra"; "esto es unarevolución". Son frases que jalonan los cortes de ruta motorizados poruna derecha que sabe lo que quiere y una izquierda estúpida que creeque está haciendo la revolución.

Lo que está en marcha es efectivamente una "revolución",pero una revolución conservadora neoliberal que quiere la anulaciónpráctica del Estado, que de una u otra manera entorpece sus sucios ymultimillonarios negocios. De parte del gobierno hay una parálisissumamente peligrosa. Las acciones de ayer, el intento de abrir la ruta14, no hicieron más que potenciar la marcha de la derecha golpista.

Narra el evangelista Marcos que cuando Jesús llega con losmilitantes de su movimiento a la población de Betsaida le presentaronun ciego para que lo curase. Jesús "después de mojarle los ojos consaliva, puso sus manos sobre él y le preguntó '¿Ves algo?', el ciegoque empezaba a ver, dijo: 'Veo a los hombres como si fueran árbolesque caminan'". Gran parte de la sociedad ve la marcha del golpe como si fuesen árboles que caminan.

Continúa la narración: "Luego, le puso nuevamente la manoen los ojos y éste empezó a ver perfectamente y quedó sano, ya que delejos veía claramente todas las cosas". El verbo griego utilizadoenéblepen, pretérito imperfecto de blépo, no significa sólo ver, sinover críticamente. Todo el pasaje se refiere a la comunidad que debeabrir los ojos y comprender qué está sucediendo.Una de las mentiras más perversas de las tantas con que la gran prensanos inunda todos los días es la de la lucha de los "pequeñosproductores" como si éstos actualmente estuviesen en la FederaciónAgraria, en la que, en realidad, están los rentistas, que mientras suscampos siguen produciendo pueden darse el lujo de pasar sus días en laruta.

Los pequeños productores están en otra parte, en el Mocase, en elMocaflor, en el Mocaju, en el Mam, en una palabra en el FrenteNacional Campesino que debe luchar a brazo partido para que los quehoy cortan ruta no los despojen de sus campos. Éstos no podrían hacerun paro indefinido. Sólo los ricos lo pueden hacer.Las luchas de clases nunca se presentan en estado puro. Lascontradicciones atraviesan a los distintos bloques que continuamentese forman. Hoy hay con claridad dos bloques atravesados por multitudde contradicciones internas.

El bloque de la derecha pretende, comodice la inefable Carrió, que expresa a todo el pueblo. Con claridadhay que decirlo: En ese bloque como en el otro hay múltiplescontradicciones, pero su triunfo sería el triunfo del neoliberalismocon todo lo peor de su negra historia. Las múltiples contradicciones del otro bloque, especialmente la noruptura de la estructura neoliberal, la no recuperación de loshidrocarburos, la política minera y otras yerbas hacen que no seafácil acompañarlo en esta lucha. Pero no hay opciones. Si el golpe dederecha triunfa habremos retrocedido trágicamente y entonces, a todoslos que se desentendieron habrá que decirles: ¡A llorar a la Iglesia!

Buenos Aires, 15 de junio de 2008

Read more...

martes, 10 de junio de 2008

LA MEMORIA CONTRA LA TRAICION.

¿Será que la memoria nos traiciona?

El conflicto con las entidades del campo no es una novedad y reproduce, casi en copia carbónica, hechos semejantes acaecidos durante la luctuosa década de 1970.

Salvador Treber - Profesor de posgrado. Facultad de Ciencias Económicas – Universidad Nacional de Córdoba.

La tarea de mirar de manera retrospectiva lo acaecido en el ámbito nacional constituye, cada vez más, una acuciante necesidad. Somos bastante frágiles de memoria y por eso es frecuente que no tomemos demasiado en cuenta la enseñanza que dejan los tiempos ya vividos. El hecho de que por vía Internet se haya lanzado una verdadera campaña de rumores que anuncian situaciones apocalípticas, la inminencia de un nuevo “corralito” y la búsqueda de una supuesta “corrida” bancaria debe poner sobre aviso de un verdadero y siniestro complot contra el país.

¡Pobre de los pueblos que olvidan su pasado! Y algo de eso nos está sucediendo. El conflicto con las entidades del campo no es una novedad y reproduce, casi en copia carbónica, hechos semejantes acaecidos durante la luctuosa década de 1970. Los prolegómenos del golpe de Estado de marzo de 1976 en realidad se incubaron en los 10 años precedentes. Puede fijarse ese hito en el encargo de un trabajo académico sobre la eventual aplicación del principio de una imposición a la renta normal potencial de la tierra que fuera confiado al eminente profesor Dino Jarach. El tema, acogido con gran entusiasmo, fue incorporado al programa de las Cuartas Jornadas Latinoamericanas de Tributación de 1964, que contaban nada menos que con el patrocinio del Programa de Tributación OEA/BID/CEPAL.

Esas deliberaciones llegaron a la conclusión que era el instrumento estratégico adecuado para “sacudir” la modorra del latifundio improductivo, poseedor de más de la mitad de las áreas cultivables. En Argentina, tales ideas se plasmaron en la reforma impositiva sancionada por el Congreso el 30 de diciembre de 1973. Ésta lo incorporó con el propósito de calcular la base gravable del sector agropecuario dentro del impuesto a las ganancias; aunque postergaba su efectiva vigencia hasta que estuviese elaborado el consiguiente catastro ecológico.

Por aquellos tiempos, ya regía en Uruguay, pero en función de la renta real y no de la normal potencial. Esta última modalidad considera y selecciona los cultivos más adecuados, no los adoptados por incuria, ignorancia, mera rutina o equívoco. La Sociedad Rural Argentina (SRA) y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) se manifestaron de inmediato en franca oposición al proyecto. En 1969, el director del Departamento de Estudios Económicos de la primera entidad, Juan Alemann –posterior secretario de Hacienda del Proceso–, publicó un libro denominado “Una política de ingresos para la Argentina”, que se contraponía totalmente a esa iniciativa y procedía a diseñar un programa alternativo basado en la prevalencia casi excluyente de la explotación primaria, en claro desmedro de todo intento de diversificación sectorial.

Debe tenerse bien en cuenta que José Alfredo Martínez de Hoz, cuando asumió el cargo de ministro de Economía de la dictadura, respaldó esa tesis sosteniendo de modo enfático que “Argentina nunca debió industrializarse” y preocuparse sólo por contener los habitantes suficientes para concretar un eficiente “modelo” agrario.
Pero lo realmente valioso y revelador es la dinámica con que se fueron escalonando los hechos que condujeron a esa muy negra y retrógrada etapa de nuestra todavía reciente experiencia histórica. A mediados de 1974, las dos instituciones antes referidas censuraron acremente a la Comisión de Política Concertada que, a instancias del gobierno, integraban hasta ese momento. Luego de romper con ella, la señalaron como cómplice de un proyecto “inconstitucional” y de inspiración “marxista colectivizante”.
A principios de 1975, emitieron otro comunicado por el cual advertían en tono dramático “… que el pueblo votó por la doctrina y la filosofía justicialista y no para que a través de conceptos similares se pretendan introducir ideas ajenas al sentir nacional.
En forma paralela, lograron atraer a la Federación Agraria Argentina y a Coninagro para constituir una comisión coordinadora que, en marzo de ese mismo año, resolvió en prueba de rechazo a la política oficial una interrupción en la provisión de carne que duró 12 días, seguida por otra de 10 y, entre fines de octubre y principios de noviembre, una suspensión total en la comercialización de los productos del campo.

Este conjunto de acciones provocó, obviamente, un marcado desabastecimiento y una imparable suba de los precios que contribuyó a la desestabilización del país.
El “comando” de todas esas acciones estuvo a cargo de una flamante organización que se creó al efecto en agosto de ese año y que componían, además de la SRA y CRA, las Cámaras Argentinas de Comercio y de la Construcción, bajo la sigla identificatoria de Apege. No por casualidad, también estaba dirigida por el inefable e hiperactivo Martínez de Hoz. Poco después, en diciembre, volvieron sobre el tema que tanto les preocupaba y denunciaron de manera apocalíptica que se estaba caminando “hacia el marxismo”. Ya en enero de 1976, dieron un paso más y resolvieron quedar en “estado de movilización” permanente, que culminó el 16 de febrero con la realización de un paro general, que logró la adhesión de otros sectores empresarios. Paso al vacío

Es obvio que esa serie ininterrumpida de protestas y lock outs contribuyeron a crear las condiciones de inquietud general y suba de precios y fueron caldo de cultivo para la consumación del ya mencionado golpe de Estado. Las actuales declaraciones de “inocencia” que ensayaron los que siempre se especializaron en enardecer a productores y arrendatarios no son demasiado distintas de lo que hicieron unos 30 años atrás.

Ese oscuro capítulo fue cerrado, poco después, con la incineración de todos los trabajos encarados por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) para confeccionar el catastro ecológico; luego de dos años de ingente tarea, ya había logrado completar los correspondientes a las provincias de Buenos Aires y Santa Fe. En la continuidad de la práctica represiva, se perpetró el secuestro y la consiguiente “desaparición” de varios técnicos que estaban abocados a ella. Obviamente, las circunstancias y protagonistas actuales difieren de los de aquel momento, pero ¿qué quieren decir consignas tales como “¡Cristina, andate!” o calificar a la Presidenta de “la nueva plaga”, insertas en sendas fotografías publicadas en pasadas ediciones de los diarios más importantes del país? Tampoco es muy aleccionador que el fogoso y provocador caudillo entrerriano haga público panegírico de la evasión tributaria, admita sin tapujos la suya y, además, la justifique porque, según él, “todos hacen lo mismo”.

Es legítimo que cada uno procure preservar y defender lo que considere justo, aunque deja de serlo en la medida que pretenda sustituir o “quebrar el brazo” a quienes hace muy pocos meses fueron ungidos con más de ocho millones de votos. Parece que olvidaron que la Constitución prevé que el pueblo no delibera ni gobierna en forma directa sino “por medio de sus representantes”. Y siendo éste un principio básico de la modalidad adoptada en el primer artículo de la Carta Magna, arrogándose facultades para cortar caminos y entorpecer los transportes o la provisión, han optado por sustituir la ley por la fuerza. Aunque lo nieguen, en los hechos adoptan una posición de neto corte conspirativo.

Tampoco esto es una novedad, pero siempre nos llevó al abismo. El 6 de febrero de 1989, el gobierno de Raúl Alfonsín, que transitaba sus últimos meses de gestión, fue objeto de un virtual “golpe” por parte de la llamada “patria financiera”. Cinco bancos extranjeros, en un solo día, retiraron el equivalente a la quinta parte de todas de las reservas monetarias entonces existentes, provocaron un doble y sucesivo recambio en la cartera de Economía, expandieron una sensación de pánico y fogonearon la inflación. Esa situación precipitó la transferencia anticipada de la banda presidencial al candidato electo, Carlos Menem, quien concretó lo que ni siquiera los gobiernos militares –de reconocido cuño conservador– se habían animado a encarar: se sucedieron las privatizaciones, entre ellas la de la Junta Nacional de Granos –que garantizaba precios sostén y mínimos a los productores agrarios– y también la virtual eliminación de las retenciones que se aplicaban a partir de 1956.

La década de 1990 fue de gran auge en la extensión de la soja y esa tendencia, claramente creciente, no se detuvo en los de la terrible recesión que abarcó desde julio de 1998 hasta fines de 2002; aunque contribuyó a una mayor concentración de la propiedad rural, la conversión de miles de productores chicos en arrendatarios, la aparición de los “pools de siembra”, los contratistas y los llamados “valijeros” que lograron perfeccionar un doble circuito –negro y blanco- que regulan a piacere.

La historia narrada está todavía demasiado fresca para que haya sido olvidada, pero parece que muchos protagonistas, incluso algunos que fueron víctimas propiciatorias en tales acontecimientos y hasta dirigentes políticos, inexplicablemente hoy respaldan a quiénes antes los repudiaron. En vez de pensar en el país, se dejan llevar por impulsos de confrontación; olvidan experiencias en que fueron usados y luego desplazados sin ninguna consideración.

El Gobierno ha cometido serios yerros, verdaderos delitos de torpeza y soberbia, aunque sólo aportando ideas y vías de solución alternativas podremos contribuir a recuperar la buena senda y la paz social. Parafraseando la aclaración que suele acompañar a las películas y al contrario de ellas, “toda semejanza con la realidad” en este caso tan especial, no es mera casualidad. © La Voz del Interior

Read more...

martes, 3 de junio de 2008

SUPONETE... (un ejemplo guarro).

Nota preliminar a modo de advertencia: un compañero ha realizado un reemplazo de bienes para el siguiente ejemplo, obteniendo un simpático modelo demostrativo de la presente situación. Es posible que algunas personas con espíritu sensible puedan verse afectadas por el ejemplo, en tal caso recomiendo dos alternativas:1. abstenerse de la lectura del presente documento.2. usando la herramienta "reemplazar" cambiar el término consoladores por el de su preferencia.Saludos cordiales.

EJEMPLO:

Un día como hoy pero de 1980 suponéte que yo heredé una fabrica de consoladores. Durante 20 años la pude mantener de pedo. Hacía consoladores para la argentina, porque mis costos para fabricarlos eran muy altos y mi fabrica no era competitiva para exportarlos. Los consoladores taiwaneses y los de India eran mucho más baratos. En fin, suponéte que mi problema era que por cada peso que yo ponía, mi fabrica podía producir solamente 5 ctvs. más. Esto en las mejores épocas, en otras suponéte que directamente perdía plata. Ahora, los taiwaneses, por cada peso invertido ganaban 40 ctvs., con lo cual, ellos podían bajar el precio de venta de sus consoladores para competir con los míos, y es así que ellos vendían mas consoladores que yo.

Para fines de los 90 mi fábrica estaba fundida y yo debía mucha plata al banco.

Ahora, suponéte que un día el gobierno decide devaluar la moneda. En el gobierno piensan que si se devalúa la moneda se favorece a la producción, porque se achican los costos nacionales en relación al precio internacional. A mí me re conviene porque puedo empezar a ganar más plata por cada peso invertido, y así puedo competir con los consoladores taiwaneses. Para devaluar la moneda, la sociedad entera tiene que pagar el costo: ahora, los sueldos de toda la gente valen menos que antes, aunque en números sea lo mismo, pueden comprar muchas menos cosas. Igualmente la sociedad decide hacer ese esfuerzo porque sirve para reactivar la producción y generar trabajo para todos.

El gobierno, en su decisión de favorecer a la producción, me refinancia mi deuda con el banco, me da una tasa de interés muy barata, y yo puedo quedarme con mi fábrica. Además, para mantener el precio de moneda devaluada, sale a comprar dólares todo el tiempo, miles de millones de dólares para que los consoladores argentinos sean competitivos. Encima, como yo para hacer consoladores necesito goma, y la goma es un derivado del petróleo, y como el petróleo tiene precio internacional y está en dólares y cada vez más caro, el gobierno me rebaja el costo de la goma, subsidiándola. Tanto la plata para pagar mi deuda con el banco, como la plata para mantener alto el dólar, y la plata para financiarme la goma, sale de las arcas nacionales, es así que entonces, todos los argentinos ayudan a pagar mis deudas y a financiarme los costos de mi producción.

En fin, ahora yo tengo mi fábrica con una rentabilidad de 35 por ciento por cada peso que invierto. Encima, se reactivaron todas las fábricas del país y creció el trabajo y los salarios. Ya van 5 años seguidos en que la situación mejora cada día. Mi actividad esta tan subvencionada que prácticamente no tengo riesgo empresario, es decir, tengo que hacer fuerza para que me vaya mal.

¿Y entonces qué pasa? Pasa que de golpe en China hay una revolución sexual. Todas las chinas se revelan, se cansan de que los chinitos no se pongan las pilas en la catrera y salen como locas a comprar consoladores de goma. Miles de millones de chinas haciendo cola para comprar artefactos que satisfagan sus necesidades. En China, el gobierno declara la emergencia sexual y saca una Ley de Seguridad Consolante, y abre las fronteras, sin impuestos, para todos los consoladores del mundo que quieran entrar en la China. El precio internacional de los consoladores se dispara, un consolador sale dos, tres, hasta cuatro veces lo que salía antes.
A mí me viene al pelo, y suponéte que por cada peso invertido puedo sacar hasta dos pesos con treinta centavos, una rentabilidad del 130 por ciento. De golpe, hacer consoladores no solo es una actividad que me permite vivir bien, ahora me permite hacerme millonario. Y eso que soy un "pequeño productor de consoladores", que no es lo mismo que ser un productor de pequeños consoladores, y así y todo estoy ganando, suponéte, 40.000 pesos por mes. Chocho.

¿Pero qué pasa? Como hacer consoladores es tan rentable, muchos de los que hacen fideos, remeras, lapiceras, latas de comida, remedios o galletitas se vuelcan masivamente a la industria del consolador, porque todos quieren hacer mucha plata, obviamente. Como consecuencia, en Argentina pasan tres cosas:

Todos los consoladores se venden al exterior, dejando a los consumidores de consoladores argentinos sin el producto, o al mismo precio que se paga afuera muchísimo más caro. Como nuestros sueldos están devaluados, y están devaluados para que se puedan fabricar un montón de cosas, esta consecuencia es absolutamente injusta, ya que hacemos el sacrificio para que se puedan fabricar consoladores pero nos quedamos sin la capacidad adquisitiva para poder comprarlos.

Como consecuencia de que muchas fabricas se cambian al rubro de los consoladores de goma, se dejan de fabricar muchas cosas, y al haber menos cantidad de esas cosas, aumentan de precio, con lo cual nuestros sueldos devaluados pierden poder adquisitivo con respecto a todos los productos.

Además, como es tan rentable hacer consoladores, mi fábrica aumenta de precio. Antes valía 100.000 pesos, ahora vale 500.000 pesos. Entonces yo ahora ya ni siquiera trabajo, directamente me conviene alquilar mi fábrica y rascarme el higo todo el día. Vienen pooles consoladoriles, fondos de inversión, y empiezan a alquilar fábricas en todo el país, y las dedican a la producción de consoladores.

El gobierno, entonces, tiene que hacer algo. Porque la gente lo votó por haber reactivado la economía pero siempre y cuando los sueldos alcancen para vivir, lo cual es lógico. La gente aceptó pagar el costo y la deuda de los sectores productivos, pero a cambio de poder trabajar y comer, como mínimo, y por ahí, en el mejor de los casos, progresar.

Y lo que hace el gobierno es ponerme retenciones móviles a la exportación de consoladores, con lo cual, ahora mi rentabilidad vuelve a ser del 30 por ciento. Cuando aumenta mucho el precio del consolador, aumentan las retenciones, cuando baja el precio del consolador, baja la retención. Yo siempre gano lo mismo, o sea, bien, un 30 por ciento anual, que es seis veces más que lo que gana una fábrica de consoladores en cualquier lugar del mundo.

Suponéte que entonces yo soy un tipo muy irracional y egoísta. Suponéte que además no tengo memoria, no me acuerdo de lo mal que me iba antes, y me olvido además de los esfuerzos que hizo toda la sociedad para que me vaya bien. De golpe me junto con todos los productores de consoladores y me pongo a armar un gran quilombo. Corto las rutas y no permito el paso de ningún otro producto. Genero desabastecimiento, suben los precios, la gente pierde aún más poder adquisitivo, etc…

Para justificarme, me dedico junto a mis compañeros fabricantes de consoladores a diseñar un discurso que me exculpe de mis acciones: "Consoladores= Patria", "Yo estoy con los Consoladores", "Nosotros hicimos la Patria", "Cristina tirame la goma", "Los consoladores nos sacaron de la Crisis", "Dildo o Muerte", "", etc…

La oposición y los medios me apoyan, aunque lo hagan solamente porque están en contra del gobierno y se aprovechan de la situación para crecer. Suponéte que a mí no me importa y me aprovecho también de ese apoyo.

El gobierno no me reprime, es sumamente racional al respecto del manejo del conflicto, entonces yo me aprovecho de esa situación y radicalizo mi protesta. Los medios y la clase alta, que siempre habían condenado los cortes y el uso de la fuerza en la protesta, ahora lo apoyan, con lo cual todo me sale cerradito.

Hasta acá la historia es igual a la del campo. Pero suponéte que en vez de pasar lo mismo que pasa con el campo, en el conflicto de los consoladores pase otra cosa. Suponéte que de golpe, el gobierno dice: "Bueno, tenés razón. Te voy a sacar las retenciones móviles." Yo me pongo re contento, hago un acto en Rosario y salto de alegría por haber ganado la batalla junto a todos mis amigos de la Sociedad Consoladora Argentina, el Pro, la Carrió que apoya a los consoladores a muerte, etc. Gané la batalla.

Al otro día, el gobierno dice: "Te saqué las retenciones, pero también se las saqué al petróleo, y además dejo de comprar dólares para mantener el tipo de cambio, y además, ¿sabés qué?, voy a dejar de financiarte tus deudas en el banco, y voy a liberar las paritarias para que los trabajadores exijan los sueldos que quieran, voy a dejar de hacer rutas para transportar consoladores y voy a mandar esa guita para hacer hoteles alojamiento populares, y además voy a lanzar un montón de medidas para fiscalizar a la producción de consoladores porque ese sector es el que más evade impuestos en nuestro país."

Entonces, aumenta la goma, a costos en dólares. Y el costo del trabajo aumenta a valores europeos. Y encima tengo más presión fiscal y se me va un 33 por ciento de la ganancia que antes no pagaba porque me hacia el dolobu. Para colmo, se revalúa la moneda porque ya el gobierno no sale a comprar dólares, con lo cual la diferencia que hacía antes en el mercado internacional se achica. Ahora no tengo retenciones, y aunque sigo ganando plata, gano inclusive menos que cuando tenía retenciones.

Un día se acaba la fiesta sexual en China. Las minitas vuelven todas al lecho masculino porque los chinitos se pusieron a estudiar tantra como locos, y ahora pueden mantener una erección durante 48 horas. El sexo adquiere la calidad de "actividad protegida por la República Popular de China". Por efecto de la transnacionalizació n de la cultura oriental, se abren escuelas de tantra en todo el mundo. Los consoladores pasan de moda. El pene, viejo y peludo, vuelve a ser el mejor amigo entre las chicas de todo el mundo. Los hombres readquieren su seguridad, pues se habían visto reemplazados por simples pedazos de goma. Al haber volcado sus esfuerzos en hacer la vida de sus compañeras más placenteras, abandonando el egoísmo sexual que los caracterizaba, la humanidad entera se encamina hacia una época más feliz.

Suponéte que en Argentina ahora nos tapan los consoladores. No nos sirven para nada. Encima perdimos la capacidad de producir cualquier otra cosa. No nos tecnificamos, no nos modernizamos, no diversificamos nuestra producción, en fin, se nos pasó el tren.

Ahora mi actividad no tiene ni renta extraordinaria ni el apoyo del estado. Suponéte que tengo miles de cajas llenas de penes de goma y que me los tengo que meter en el culo.

Suponéte.

Read more...
Related Posts with Thumbnails

  © Blogger templates Psi by Ourblogtemplates.com 2008

Back to TOP